POR: JOSÉ ESQUIVEL
La piedra del Urmo en Otuzco se encuentra a una altura de 3 347 m.s.n.m. 7° 52’41”S y 78 ° 36’31”W, desde la base a la cúspide mide 23.65 m., con un perímetro de 0.3km (300m.) Urmo es conocido específicamente por la Batalla del mismo nombre y por la leyenda del Cóndor del Urmo, que según se cuenta, la pacha mama lo convirtió en piedra para preservarlo y un día despertará para abrir sus alas en dirección a la provincia capital para protegerla del futuro.
Otra es la historia, que pocos conocen y muchos ni lo han oído, y es que el Urmo es mucho más que lo antes mencionado. Urmo es para mí uno de los lugares en el que podemos encontrar más fragmentos cerámicos pre-incas que los conocidos Tarcumarca, Machigón, Pinit, y Carpaico, solo por mencionar algunos de los lugares más conocidos, digo esto porque en más de una ocasión me he adentrado en estos lugares en busca de pistas de nuestros ancestros y ha sido este último el que más ha captado mi atención, por todo lo que ‘in situ’ he podido encontrar como pruebas de mis investigaciones.
Urmo cuenta con restos arqueológicos, y evidencias de una diversidad de fragmentos de cerámica que correspondería a diversos periodos de la historia andina, así como también se puede encontrar fragmentos de piedra tallada (grabados en bajo y alto relieve) lo que mostraría que no solo dominaron la cerámica, sino que también lo hicieron con la piedra.
Por estudios se sabe que la cerámica en los Andes centrales apareció en distintas zonas geográficas y de manera más o menos simultánea, siendo la cultura Valdivia (Ecuador) la que presenta la cerámica más antigua de Sudamérica: 3,150 - 2,300 a.C.. Al parecer la cerámica llegó desde allí y se difundió de manera desarrollada por todo el territorio peruano. Los registros de cerámica más antiguos en el Perú datan entre los 1,800 y 1,300 a.C. Las primeras formas conocidas provienen de la costa peruana y son tecnológicamente primitivas. Sus bordes y paredes son delgados (2 - 3 mm) y sus formas imitan las vasijas y cuencos realizados con mates (calabazas).
Los fragmentos de cerámica, que forman parte de mi estudio y colección personal, evidencian que este ‘asentamiento humano’ trabajó la arcilla blanca a base de “caolín” realizando cuencos, tazas, vasos y otros enseres de uso cotidiano y ceremonial, estos últimos contaban con un mejor acabado. En los fragmentos podemos ver representaciones como: líneas, figuras geométricas, motivos zoomorfos y otros que mostrarían las costumbres de ellos. También se puede encontrar fragmentos de cerámica (roja, como el de las ollas) que aún se fabrican en la actualidad. Es notable como se dio la evolución de la cerámica en esta urbe pasando desde lo más rústico a lo más sofisticado como lo observarán más adelante en las imágenes.
Las construcciones de esta urbe se encuentran ubicados en los acantilados lo que mostraría las condiciones de seguridad que imperaban en aquel tiempo, las paredes fueron levantadas con piedra y barro siguiendo las condiciones geográficas del terreno, algunas son piedras primigenias y otras que representarían a otro periodo son labradas, además la disposición de las habitaciones reflejarían las diferencias sociales de sus habitantes ya que puede observarse vestigios tanto en la planicie como en la altura. Los restos arqueológicos evidencian una ciudadela amurallada con paredes de 50 centímetros de ancho, con pasadizos empedrados de 1 metro, así como paredes divisorias de 50 centímetros. Las habitaciones son pequeñas de hasta 6 metros cuadrados. Habría tenido una plaza principal. Al estar ubicado en una zona estratégica, hace suponer que era una ruta comercial muy importante. Desde aquí se puede observar Machigón al Noreste, La Corona (Rogoday) y el Arcalle al Suroeste, Pinit al Sureste y Tarcumarca al Sur.
Trazando una línea de tiempo y considerando los datos de las zonas investigadas por el Dr. John Topic, los restos arqueológicos y fragmentos de cerámica encontrados en el lugar, lo podríamos ubicar aproximadamente entre 800 a 1100 d. C., claro está que es una hipótesis, como lo es también la desaparición de sus habitantes, que para mí se debió a un aluvión o lo que conocemos como ‘Fenómeno del Niño’ ya que los fragmentos de cerámica se encuentran entremezclados, como lo dije ya en una ocasión “como cuando se mezclan diversos materiales en una botella y se revuelve todo” (Esquivel, J. 2018).
Sin duda hay mucho más por investigar, como por ejemplo el nombre “Urmo” que no existe en el quechua del Perú.
Mi compromiso como otuzcano y como ‘investigador’ es seguir profundizando en los vestigios del Urmo para brindarles información de primera mano.
REFERENCIAS
Trujillo Peru [sic] Hoy: Al aire libre, (21 de abril de 2014). El cóndor de la Piedra de Urmo. Recuperado de: http://julcaferalairelibe.blogspot.com.
Esquivel, J. (13 de enero de 2018). Cerámica Urmo. Club Jovconsa. Recuperado de: http://esquiveljovconsaclub.blogspot.com/
Artículo y fotografías originales del autor.
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